Culminando las jornadas del Día del Libro, visitó Luis Chacón el Colegio Público Santiago Apóstol, en Albaladejo. Ya la recepción prometió, pues esperando en los pasillos del colegio descubrió el autor valdepeñero unas enormes ilustraciones de Mawiwi. No pudo reprimirse y se hizo unas fotos. Véase el tamaño de los dibujos en comparación con él. ¡Un trabajazo, sí señor!

Después se celebró la charla con todos los alumnos y alumnas del centro, desde los más chiquitines hasta los más grandes. Obviamente, los escolares de los cursos superiores fueron los que más preguntas hicieron. Como en los colegios anteriores, le consultaron sobre una posible segunda parte de Mawiwi. «Me lo voy a tener que pensar ante tanta presión, jejeje», comentó Luis riéndose.


Tras las preguntas hubo firma de ejemplares de «Mawiwi»:



Luego se hicieron unas fotos por grupos. Primero los más mayores:


Los más pequeños aparecieron con unos peculiares «Mawiwis» soportados en palitos. Los agitaban efusivamente como si estuvieran en una campaña electoral. ¡Qué graciosos estaban! Desde luego fue muy original.

Fue anecdótico, pero la madre de Luis, que fue también maestra, coincidió con una antigua compañera de colegio. He aquí la prueba del reencuentro (y de la amistad):

Y aquí acabó el periplo de Luis Chacón por la comarca de la CDR Orden de Santiago. Una experiencia inolvidable y llena de gratos recuerdos. «Como diría nuestro rey emérito: ¡me llena de orgullo y satisfacción!«, añadió Luis en broma.
Desde este post quiere trasladar el autor su agradecimiento, en concreto a:
– Carmen Maroto, por divulgar con tanto cariño a «Mawiwi» y su finalidad entre todos sus conocidos.
– A Mariángeles Rivera, por ser tan gran receptora de «Mawiwi» y promocionarlo en el colegio de su localidad, así como a su vecina Paqui Díaz (que lo trasladó a su colegio de Santa Cruz de los Cáñamos).
– Al colegio de Almedina, por generar estas jornadas y difundir la actividad al colegio de Albaladejo. Sin su iniciativa esto no hubiera tenido lugar.
– Al colegio de Albaladejo, por la enorme participación escolar, y en especial a Ana Sánchez, que hizo los portes de todos los cuentos (y puedo asegurar que pesan lo suyo).
– A los niños y niñas implicados, por leer y disfrutar de «Mawiwi» con tanta pasión y dedicación. Un abrazo enorme para todos ellos. Por extensión también debo recalcar el apoyo de las madres y padres de los escolares, puesto que sin su esfuerzo adquiriendo un ejemplar del libro, las jornadas no hubieran sido posibles.
– A mi madre, Juana de la Torre, por hacer de chófer, facilitándome el «tour», y por asumir incluso los gastos de gasolina. ¡Gracias madre!









